domingo, 23 de mayo de 2010

ya entrada la noche suave y blanda partimos a laderas empinadas y pedregosas que nos hacen zigzaguear durante horas mientras cambia imperceptiblemente el entorno nos obliga a abrir los ojos por cientos de cosas que pudieran o no aparecer por los costados del camino se escucha un murmullo de viento bajo acariciando los pastos crecen siempre de manera tosca y enrollada impidiendo meterse entre ellos viven los salvajes sin noción del tiempo cambiando ya sobre nosotros cuando llegamos a nuestro primer alto.
por lo general a estas alturas se imaginan todos con una taza caliente entre las manos cerradas apretando polvo que cae desde las cimas cuando chocan contra ellas nubes nos atraviesan de lado a lado mojando las suelas de los zapatos colgando de los cables por los cordones haciendo equilibrio con los brazos estirados esperando que llegue esa chica para darle un abrazo pero en cambio una piedra viene volando y nos dan un punto.
llantas plateadas como la luna haciendo luz sobre el camino está llegando ya a una bifurcación en la que doblamos a la izquierda puede verse un árbol en forma de árbol frondoso de mil hojas leídas en mil libros de una hoja sola le queda sin embargo en este invierno nadie se le animó a esta ladera empinada y pedregosa que de a poco va llegando a su fin.
la roca brota de la tierra imponente poderosa atemporal evidenciando arrojándonos miles de cosas a nuestros cuerpos cabezas pechos henchidos de aire de montaña fresca a la mañana soleada vuelan a miles de kilómetros sobre nuestras cabezas los pájaros ven gusanos reptando subrepticiamente verticalmente adheridos por fuerzas internas agotándose los arroyos a la espera del verano que traiga los deshielos a tiempo para saciar la sed de magnesio en polvo cubriendo los poros asfixiados del granito hiriente.
el cielo parece tejido a mano mientras que la distancia borronea los contornos unificando todo en una viva masa estática como una foto inmensa que acelera el paso del tiempo para quien la mira cual otear el horizonte pero sin econtrar más respuesta que el camino devuelta a la noche las jarras se llenan de vino y cantamos.

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